Algunos medios de comunicación utilizan el escándalo, lo morboso y el pánico general como mecanismo de captación de lectores, oyentes o, sobre todo, televidentes. Muchas veces ofrecen noticias tales (y de un modo) que incluso a los que no seamos profanos nos invaden pensamientos sobre que los ordenadores, internet y otras nuevas tecnologías están cerca de ser un invento infernal.
Nada más lejos: la tecnología puede ser útil, práctica, facilitar la vida, servir de ocio y esparcimiento...
Entonces, ¿en que quedamos?, ¿es buena o mala? La clave está en la palabra "puede". Las NNTT pueden ser buenas y pueden ser malas, según el uso que se le dé.
"Entre los niños que tienen acceso a la tecnología desde su habitación, la obesidad ha aumentado en un 30% (Feng 2011)". ¿El problema es la ubicación del ordenador o del televisor, o bien de una ausencia de educación y límites? El propio artículo lo admite: "el 60% de los padres no supervisa el uso que hacen sus hijos de la tecnología,
y el 75% de los niños tiene acceso a la tecnología en su cuarto (Kaiser
Foundation 2010)." Los niños no saben lo que les conviene, los límites, discriminar información y contenidos de manera fortuita o por inspirción divina, por lo que es imprescindible (para la mayoría de los problemas que el articulo comenta y argumenta) una adecuada educación por parte de los adultos.
"El uso de la tecnología restringe nuestros movimientos, lo que puede causar un desarrollo más lento" . ¿Seguro? ¿No podría utilizarse como recurso educativo que favorezca el desarrollo? Si se refiere además a lo estrictamente cinético, la existencia de la tecnología no implica que los niños no puedan (y las familias animarlos a ello) realizar otras actividades.
Un uso responsable hace que las NNTT se conviertan en una herramiento muy positiva y para ello es importante la implicación de todos.
Lo que no hay que olvidar para que este uso sea correcto es que la tecnología no es el fin, sino el medio.
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